¿Por qué oramos?
Porque sabemos que no caminamos solas.
Porque hemos visto que Dios cumple sus promesas.
Porque la oración nos hace fuertes, libres y sensibles a su voz.
Porque es el puente que conecta nuestros anhelos con los milagros de Dios.
“Clama a mí y yo te responderé; y te comunicaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.” — Jeremías 33,3
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